lunes, 21 de diciembre de 2009

La Herradura de Campoo

Esta travesía consiste en recorrer todo el Macizo del Alto Campoo formado por la unión de las sierras del Cordel (o de Isar) y de Peñalabra (o de Híjar). Una travesía que, a lo largo de 38 kilómetros nos permitirá conocer todos los picos de Campoo salvando un desnivel acumulado de unos 2500 m. En total ascenderemos 14 cumbres, once cumbres de más de 2000m (Pico Cordel, Peña Hiján, Peña Cuencagen, Cueto la Horcada, Bóveda, Cornón, Pico Tres Mares, Cuchillón, Cotomañinos, Cueto Mañín y Sestil) y otras tres que superan los 1900 m (Pico Liguardi, Peña Rubia y Cuesta Labra). No son los grandiosos 14 ochomiles, pero bien merecen una visita, pues atesoran rincones de gran interés natural y paisajístico.

Partimos de Proaño, de la pista que sale próxima a la parada del autobús en la entrada del pueblo. Seguimos la pista en sentido ascendente hasta llegar a una portilla. En este punto abandonaremos la pista principal y seguiremos la alambrada en dirección al bosque de robles que se asienta en las faldas del Cornal. Vamos ascendiendo por el borde del bosque, por un camino poco marcado en la hierba hasta toparnos con una pista que seguiremos hacia la izquierda y nos llevará a la cabaña de La Coba. Ya nos internamos en el magnífico robledal y seguimos la cómoda pista que nos dejará, tras varios zig zags, en terreno despejado. Desde aquí seguimos ascendiendo por la cresta hasta alcanzar el Cornal (1817 m), la antecima del Pico Liguardi. Proseguimos el camino y tras otro largo repecho alcanzamos por fin la cumbre del Liguardi (1974 m). A continuación descenderemos a La Colladía, antiguo lugar de paso entre Campoo, Sejos y Polaciones. En este punto, seguiremos la alambrada divisoria entre los terrenos de Campoo de Suso y los de la Mancomunidad Campoo-Cabuérniga que nos llevará hasta los últimos repechos de Pico Cordel. Llegamos a Pico Cordel (2061 m), el 2000 más oriental de la Cordillera Cantábrica.

Del Cordel descendemos por pedreras al conocido como Collado de Cuencagen , para lo cual atravesamos la alambrada hacia el lado de Sejos y, una vez en el collado, ascendemos por la cresta en dirección a Peña Hiján (2085 m) otra cumbre con magníficas vistas hacia Sejos, Peña Sagra, Picos de Europa, Campoo…

Ahora nos dirigimos hacia la Peña Cuencagen, para ello descendemos al Collado de Los Tornos siguiendo la alambrada hasta que ésta da un quiebro bajo una pared rocosa.

Nosotros ascenderemos a derecho por un tramo algo rocoso pero sin dificultad y alcanzaremos la cumbre no muy aparente de Peña Cuencagen (2053 m). El camino continua hacia el Cueto de La Horcada, para lo cual descendemos hasta el collado conocido como Paso del Cuquillo (que permite el paso hacia Sejos y Polaciones) y acto seguido emprendemos el ascenso hacia La Horcada por toda la cresta. En el Cueto de la Horcada (2111m) tendremos unas espectaculares vistas gracias a los sobrecogedores precipicios que caen hacia la vertiente norte.

Debemos ser precavidos en el descenso ya que la cumbre está formada por llambrias de roca con cierta inclinación, así que ¡ojo si ha llovido y la roca está mojada! A partir de aquí un senderín nos llevará por toda la crestería hacia el Pico Bóveda atravesando para ello el Paso de la Muerte, cuyo nombre acongoja un tanto pero solo eso, ya que no tiene dificultad técnica alguna. Se puede optar bien por una corta trepada o bien por seguir el sendero que evita el saliente rocoso por el norte y que salva dicho obstáculo fácilmente.

Ya queda menos para el Bóveda, aunque todavía restan algunos minutos de sendero por toda la crestería con unas vistas realmente magníficas. Una vez en el Bóveda (2067 m) ya divisamos el Cornón de frente, hacia el que nos dirigimos sin más dilación.

Desde el Cornón o Pico del Mediodía (2125 m) descenderemos directamente hasta la Fuente del Chivo para poder repostar el agua que seguramente habremos agotado tras 6 horas de marcha.

Este es un buen sitio para comer y rellenar las botellas de nuevo antes de partir hacia Pico Tres Mares aunque nosotros no lo hicimos así (comimos en Pico Tres Mares) y en los últimos kilómetros andábamos algo escasos de agua. De la Fuente del Chivo hasta el collado del mismo nombre nos lleva un sendero bien marcado que nos deja en el aparcamiento.

Del aparcamiento parte una ancha pista que nos lleva hasta la misma base del Pico Tres Mares al que ascendemos a derecho sin ninguna dificultad. Estamos en el famoso Pico Tres Mares, Tres Aguas o Pico Negro (2171 m), que esos tres nombres recibe. El gps marca aquí inexplicablemente 2183 m. Este pico debe su fama a que vierte aguas a los tres mares de España: al Cantábrico por el Nansa, al Atlántico por el Pisuerga, y al Mediterráneo por el Híjar, afluente del Ebro. Para pasar del Tres Mares al Cuchillón hemos de descender evitando los cortados rocosos hasta encontrar un paso marcado con un hito del que parte un camino hacia el Portillo de los Asnos. Pasamos el telesilla y bordeamos una pequeña loma llena de rocas sueltas para volver de nuevo a la cresta, por donde discurre un camino más o menos marcado y señalizado con hitos y manchas de pintura roja que nos llevará bajo las paredes rocosas del Cuchillón hasta un paso óptimo por el que alcanzamos la cima del que se supone el pico más alto de Campoo con 2174 m (aquí lo clavó el gps). Algunos mapas y libros elevan su altura hasta los 2222 m.

De la cima del Cuchillón descendemos por un paso enmarcado por una pequeña tapia por la que bajamos por una pendiente no muy pronunciada. Seguimos los hitos, evitando algún saliente rocoso por la derecha y vamos ascendiendo a la cumbre de Cotomañinos (2144 m) por terreno herboso sin grandes complicaciones. De Cotomañinos a Cueto Mañín nos separa un collado al que descendemos para posteriormente volver a subir ya a la cima de Cueto Mañín (2122 m). Ahora comienza una de las partes más engorrosas, ya que entre Cueto Mañín y el Sestil, nuestro siguiente objetivo, tenemos por medio una bajada vertiginosa que acaba en un amplio y monótono llano (zona conocida precisamente como El Llano). Desde aquí contemplamos perfectamente el pico Valdecebollas (2143 m) y la zona alta del antiguo circo glaciar. Tras un largo trecho nos topamos de nuevo con una alambrada que nos lleva directamente y por terreno ya despejado hasta la misma cumbre del Sestil (2063 m). Desde aquí podemos ver hacia abajo y hacia el lado palentino los restos del refugio del Golobar hasta donde llega una carretera que nos puede ser muy útil en caso de abandonar la travesía, ya que todavía queda un buen trecho hasta el Collado de Somahoz, punto final de la marcha. Pero hay que acabar la travesía programada…

La gran ventaja de lo que resta de recorrido es que éste discurre por una sierra prácticamente plana y sin grandes desniveles por lo que solo nos queda recorrer toda la cresta en paralelo a la alambrada divisoria hasta la cima no muy notoria de Peña Rubia (1933 m). De Peña Rubia a Cuesta Labra ya es un paseo y alcanzamos la cumbre de 1948 m sin ninguna dificultad salvo la de subir a la roca donde se encuentra la cruz con la placa. Ya hemos completado las 14 cumbres por lo que podemos descender a partir de este punto. Hay varias opciones de descenso, entre ellas, la de descender por la crestería hasta llegar al Collado de Somahoz, aunque es muy engorrosa ya que el tramo final está plagado de escobas, piornales y tramos rocosos que nos obligarían a avanzar lentamente. Nosotros optamos por bajar directamente de la cumbre hacia el lado campurriano evitando los cortados de Cuenca Vítor y descendiendo al conocido como Pical de Buzandrique, una pequeña braña con un enorme megalito, mudo testigo del devenir de los tiempos. De aquí parte un sendero recién desbrozado que termina en la pista que viene del Collado de Somahoz. Una vez en la pista ya es todo pan comido y se puede incluso atajar a derecho evitando algunas curvas que retrasarían nuestra ansiada llegada al Collado de Somahoz (1221 m.) punto final de nuestra marcha y en cuyas inmediaciones podemos observar los restos de una antigua calzada romana. Han sido doce horas y media de camino y unos 38 km recorridos a lo largo de los cuales hemos podido admirar (un poco más si cabe) estos bellos rincones de nuestra tierra campurriana.